Al norte de Tanzania, en la estrecha garganta de Olduvai, se descubrieron los restos más antiguos de humanos fabricantes de herramientas. No humanos modernos, sino nuestros directos antepasados homínidos que hace dos y medio millones de años empezaron a cortar piedras que les permitieron sobrevivir en los alrededores de lo que entonces era un lago en el corazón de África. Un millón de años después, sus hijos más evolucionados, menos bestiales, hacían herramientas más complejas que les permitían comer elefantes cazados en la misma región del inefable Serengeti oriental. Mejor alimentados, los herederos de esta industria decidieron abandonar su hogar milenario y dispersarse por el mundo. Pero, ¿qué impulsó a ese ser a cortar con intención una piedra y desarrollar métodos para hacer cuchillos y cazar elefantes? Voz de adentro que dice, empuja, azuza. Aún la escuchamos, la sentimos. Hijos de homínidos fabricantes de herramientas, aún tenemos eso que nos lleva a usarlas, a modificarlas, a crearlas. Es una herencia que viaja con la humanidad en el núcleo de cada célula: la doble hélice de cadenas de material genético, el ADN.
Y es que la humanidad entera está contenida en ese polímero. Colección de fosfatos y azúcares, el ADN es una estructura molecular increíble. Como en una biblioteca, y en cada célula del cuerpo, están las instrucciones completas para hacer un ser humano. Esa biblioteca, que es casi idéntica de persona a persona y muy similar a la de nuestros parientes cercanos en el reino animal, se transmite de generación en generación. A veces con cambios, menores o mayores, que pueden morir en el error o dar inicio a una nueva época en la historia de nuestra especie. Algunos errores aún los vemos: a veces se transmiten, inservibles cadenas que no afectan pero son copiadas de padres a hijos; otras veces son las cosas que nos matan prematuramente. Los cambios positivos no son tan evidentes en la biblioteca de material genético, pero es muy posible que hace dos y medio millones de años algo cambió por error en el código de algunos de esos viejos habitantes del Serengueti.
Pero hoy los científicos no se emocionan con hacer herramientas manuales; tallar la piedra sólo es interesante cuando lo hace un artista escultor. Hoy, buscamos entender cómo se combinan las cadenas de material genético para formar las palabras que nos describen. Para ello hacemos mano de maneras novedosas, y probamos, observando qué cambia al trocarlas; las mezclamos con las de otras especies y probamos el resultado; y ya empezamos a sintetizar algunas cadenas, inventando una nueva forma de biología sintética. Tenemos la esperanza de salvar vidas modificando códigos, clonando repuestos, sintetizando soluciones. Pero, quién dice que no, también emociona (y asusta) la idea de mezclar barro y hacer golems, vida artificial. Y siempre se empieza por lo pequeño, un fragmento de código que como el de virus se inserta en una célula y se prueba si desaparece o se reproduce incesantemente.
Esta introducción, que empezó pequeña se ha vuelto extensa y les pido que me disculpen. Pero es fascinante el viaje completo, de las orillas de un lago que los volcanes rellenaron con cenizas y las fuerzas sísmicas convirtieron en valle en el norte de Tanzania, hasta los laboratorios de genética del siglo XXI y esa vida creada por la mano humana en platos Pietri. Trabajo peligroso pero inevitable por esa voz primitiva que aún nos habla insistente. Sobretodo a científicos y artistas.
Artistas de los que hoy les presento, con mucho orgullo, a cinco de ellas. De Panamá, México, Honduras y El Salvador, poesía y cuentos de Giovanna Benedetti, Melanie Taylor, Silvia Fernández-Risco, Lety Elvir y Silvia Elena Regalado que espero que disfruten mucho.
JLRP, editor
www.minitextos.org
2 comentarios:
50, número simbólico, medio centar, bastante hecho, sostenimiento, eso significa para mí
LA PRUEBA FINAL
(UNA MINI CONFESION)
Un dia, quiza mas pronto de lo que pienso, tendre que morir, tendre que enfrentar ese instante, o sucesion de instantes, que es la agonia, el acto de dejar atras esta vida.
Estoy seguro de que es un momento terrible, sobre todo si se conserva la conciencia.
No me lo puedo ni imaginar. A veces pienso que ese ultimo suspiro, ese ultimo segundo de vida, ha de ser la eternidad misma. Y no se trata de ser necrofilo, sino de ver cara a cara lo que tendra que llegar, inevitable, inexorablemente. La muerte es mas natural que la vida misma..."La vida es una sonrisa en el rostro de la muerte" dice un sabio proverbio chino. El adios es inevitable.
Si nos fuera dado escoger, estoy seguro que casi todos escogeriamos morir pronto, sin dolor, como quedandonos dormidos poco a poco, narcotizados por el sueno de eternidad y desmemoria.
Pero, claro, no siempre es asi. Existe la agonia, esos momentos que han de ser terribles, cuando el animal, en lucha, se despide de la tierra, cuando nuestros pulmones saben que no volveran a respirar, nuestros ojos perderan la luz, y nuestro cerebro ya no servira para nada. Sabemos, sin dudas, que termino el acto y que llegara la descomposicion,el olvido y la nada...lo que fuimos, nuestro soma, nuestra materia tendra que deshacerse, arruinarse entre putrefacciones...
"La muerte es verdad para mas que siempre" dijo un poeta. Y tambien se ha dicho y repetido que de muerte y amor esta hecha la verdadera poesia.
Pero, mas alla de versos y suspiros, morir ha de ser algo tremendo, hecho de soledad pura. El acto de agonizar me produce pavor, curiosidad, miedo...
Para aquellos que no somos religiosos, no existe una fe que nos consuele, un rito que nos aliente.
Se dice que Voltaire, comecuras como fue, acepto un sacerdote antes de fenecer, en su lecho de muerte.
Los suicidas son gente que quiere ahorrarse la agonia. ?seran cobardes? O talvez han vivido su propia agonia mental.
Hoy tengo miedo de llegar pronto a aquel momento. Quiza el hombre epico -los latinoamericanos hemos alentado mucho esta clase de pesonalidad- se aferre a su "valor y coraje" para afrontar tal idea o el mismo momento de morir.Eso me parece falso e improcedente.
Yo solo tengo mi esperanza de posponer cuanto pueda ese trance doloroso, increible y misterioso...
Si Dios existe le pido que me deje morir en paz, pronto y limpiamente. Con un poco de tiempo para evocar mi vida...
!Quiero vivir cada segundo de mi existencia como si fuera el ultimo!
Noe Baryn.
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