Aquí está, su foto en primera plana, donde debió estar hace mucho, en colores, gigantesca. Cuántas veces hablamos de eso el Ñato Rodríguez, el Fulo Fonseca, y los que nos reuníamos a tomar café frente a la Universidad. Pocos Maestros como él (y conste que la mayúscula va a propósito), pocos con ese afán de mejorar el mundo, de hacer de sus discípulos una mejor gente, pocos más dignos de una estatua, por lo menos. ¿Cuántos años serán? Yo lo conozco desde el 62, cuando me dio Literatura Hispanoamericana, el mismo año en que se publicó Caminos que van a Roma, mi primer encuentro serio con las letras. Ya entonces se le veía organizando tertulias, invitando a poetas, promocionando concursos, despertando talentos. Y ni una hijaeputa mención en los diarios, ni una reseña de su vida que no fuera la que lográbamos colar nosotros mismos en una de las páginas invisibles de los matutinos. Lo vi hace dos años. Me pasó al lado, tanteando el camino, y no me atreví a hablarle por respeto y tristeza; se estaba quedando ciego. ¡Cómo hizo cosas ese hombre! ¡Cómo cambió vidas! (la mía entre ellas), y a nadie del gran mundo le importó. Pero ahora sí lo publican, ahora sí ponen su nombre, y hasta completo para joder más. Ahora sí les interesa, bañado en sangre, aplastado por las llantas de un autobús. ¡Cabrones!
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© 2008, Ariel Barría Alvarado
Tomado del libro "Al pie de la letra" (UTP, Panamá, 2003)
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4 comentarios:
Texto magistralmente hilado alrededor del morbo de algunos medios que ignoraron una vida de servicio para asolear el cadáver desbaratado...
Esto no es un poema ni un cuento. Es un texto emocionado y emocionante sobre un hecho que, por desgracia, es comun en los dificiles y, a veces, retorcidos ambientes literarios latinoamericanos donde elites de toda clase frecuentemente se imponen a base de dinero, contactos, falsos prestigios, etc. Nos queda el consuelo de que, al final, el talento verdadero tarde o temprano sera reconocido. Noe Baryn autor del Pen Guatemala.
Yolanda opina: Que tesoro haber conocido en vida a este personaje que encierra los valores transmitidos a algunos hombres de hoy en día (o debería decir personajes).
El periodismo en general a perdido el deseo de transmitir noticias que informen la nobleza humana.
Y creo que hay mucha, pero en la indiferencia de estos profesionales.
Este cuento emotivo, texto de un gran escritor, es una manera fina de criticar duramente a determinada profesión. Y decirnos que cuando algo vale la pena no hay que detenerse en lo oscuro o pequeño; hay que mirar con aprecio lo mejor de cada ser.
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