Perdóname Padre porque he pecado dice el hombre y se le hace que el cura es de su edad. Yo también, piensa el cura, pero calla porque el hombre parece de su edad. Cierra el hombre los ojos, recuerda y con cada palabra que confiesa se estremece, placer. Confiesa que es hombre, que goza y anhela, que su carne habla, está viva y palpita. Diez Padre Nuestros y un Ave María dice el cura, y amarga la palabra que años de sortilegio teológico no callen la hambruna de la suya. Pecado negar al hombre la absolución de otro.
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© 2008, Lili Mendoza
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3 comentarios:
Hola :D
simpática narración. Saludos, en especial para Lily, P.
Confieso que no me confieso.
Aberración aquella que un hombre sea "el cerro patacón" de otro y mayor aberración que el "pataconcito" le de la absolución...
¿Quién absuelve a quién?
¿Sale el confesado aliviado y el confesor lleno de desechos, cargado?
LILI, Con pocas palabras y sin sermonear, nos traes un buen punto.
Felicidades
Lili, este cuento se parece a ti, sin dudas. Buena imagen de las dudas profanas, en un solo trazo, como los cuentos que recoge esta excelente página.
Ariel Barría
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