Durante toda su adolescencia Cara de Bebi trabajó lustrando los zapatos de cientos de chorreranos. Hoy es barbero y tiene su propio negocio cerca del parque 3 de noviembre. De vez en cuando, si alguien se lo recuerda, narra aquella broma que le hizo a Ballenato con una mezcla de satisfacción y nostalgia. Para entonces, tenía su silla de limpiabotas a la entrada del antiguo Más por Menos, frente a La Estrella, donde dicen que una vez se guareció Victoriano Lorenzo de los conservadores.
Ballenato, el loco del pueblo que se imaginaba siempre conduciendo un auto, llegó esa tarde y parqueó su carro imaginario frente al comisariato. Ballenato era todo un personaje. Hubo días en que provocó hasta tranques descomunales y el guardia de tránsito, para que Ballenato no fuera atropellado, tenía que seguirle la corriente y ayudarlo a empujar su carro, que se había descompuesto en plena calle, para estacionarlo a un lado de la vía.
Aquella mañana, como casi siempre, Ballenato llegó con todos sus ademanes de conductor: girando el timón, metiendo cambios cautelosos, echando reversa, hasta que logró parquear su carro al lado de la silla de Cara de Bebi; fue cuando se le ocurrió la broma.
Cuando regresó Ballenato y se preparaba para abrir la puerta de su carro, Cara de Bebi le dijo que cuál carro iba a manejar si se lo habían robado en su ausencia. La ira de Ballenato fue tan grande que casi destruye las sillas de los limpiabotas porque dejaron que se llevaran el carro. Al día siguiente, Ballenato regresó manejando y volvió a parquearse. Cara de Bebi le preguntó que si había recuperado el carro. Ballenato dijo que no, pero que ahora a éste no le iba a dejar la llave puesta.
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© 2007, Carlos Fong
Tomado de "Desde el otro lado" (UTP, Panamá, 2003)
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1 comentario:
Para todo Chorrerano este relato de Carlos F. es un documento histórico (ellos conocieron a BALLENATO), para todo panameño un mano a mano con la identidad y para todo lector, un texto que toca el alma y te deja pensando... muy bien brother
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