Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó que había salido de su palacio y que en la oscuridad caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor. Algo se arrodilló a sus pies y le pidió amparo. El emperador accedió; el suplicante dijo que era un dragón y que los astros le habían revelado que al día siguiente, antes de la caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le cortaría la cabeza. En el sueño, el emperador juró protegerlo.
Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le dijeron que no estaba en el palacio; el emperador lo mandó buscar y lo tuvo atareado el día entero, para que no matara al dragón, y hacia el atardecer le propuso que jugaran al ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba cansado y se quedó dormido.
Un estruendo conmovió la tierra. Poco después irrumpieron dos capitanes, que traían una inmensa cabeza de dragón empapada en sangre. La arrojaron a los pies del emperador y gritaron:
—¡Cayó del cielo!
Wei Cheng, que había despertado, la miró con perplejidad y observó:
—Qué raro, yo soñé que mataba a un dragón así.
Con este excepcional relato de Wu Ch'eng-en, poeta y narrador chino nacido en 1504, autor del clásico libro "Hsi-yu chi" ("Viaje a occidente"), les doy la bienvenida a la edición #28 de miniTEXTOS.
En este número, les presento cuentos y poemas de Linda Berrón, Salvador Medina Barahona, Víctor González, Javier Alvarado y Zulay Návalo, autores provenientes de Panamá, Costa Rica y Argentina. De ellos, Zulay Návalo y Salvador Medina Barahona aparecen por primera vez en estas páginas.
Espero que disfruten mucho los trabajos de estos autores contemporáneos.
JLRP, editor.
4 comentarios:
sorprendente!!!
apenas me di cuenta cuando estaba en China y luego estaba de vuelta en mi escritorio.
Saludos!!
Hola !!
por favor revisa http://grupocreativogatito.blogspot.com/2007/11/otros-premio-blog-del-da.html
Saludos cordiales, Pablo.
Que tal José Luis, ahi te mando un "minicuentamentario"
Desde que desperté la primera vez estoy aquí. Creo que es un buen escondite. Las voces se escuchan como sussurros, pero todo se entiende perfectamente. La luz es opaca, pues el agua es viscosa. No me quejo, todo ha ido bien, todo el tiempo. No hace ni frío ni calor. Lo único desagradable es no poder estirarme a mis anchas; el espacio es cada vez más reducido. Ahora estoy un poco inquieto. Hace unas horas el sitio comenzó a sacudirse, y las oleadas de líquido comenzaron a bambolearme de un lado a otro. En este momento escucho gritos muy potentes, casi berridos, y con cada grito otro sacudida. Por suerte las paredes son eslásticas. Creo que el lugar esta a punto de estallar.
mmm sonará como llanto de bebé :P
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