Manadas de gatos merodean la noche de mis tejados,
manosean el secreto de los amantes,
y con sus garras afiladas corcovean
sobre la hembra herida,
lloran porque están solos,
recorren las calles abandonadas,
con el temor de que una mano los condene,
olfatean un olor a pollo asado, a pan recién horneado
y en el solar, macho y hembra
aislados perteneciéndose en cada marejada.
Si ves un gato negro decía mi abuela,
te abrumará de noches,
con su llanto tocará el corazón de la anciana muerta
y con las uñas te sacará los ojos.
Como auténticos cuervos de la existencia,
arrimados a la puerta con aire de perdón,
no sabrán que esa misma noche,
serán gatos en la ventanilla de un bus azul.
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© 2007, Marta Leonor González Ortega.
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1 comentario:
De gatos y gatas, me gusta tu cadencia. Hay fibra en la tinta. Saludos
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