La vida suele ir complicándose cada vez más. De niño, lo que más extraño es el tiempo para descubrir, para explorar. Llegaba del colegio y, cumplidos ciertos rituales básicos, tenía una tarde, de un tiempo más largo que las de ahora, para viajar por el mundo a través de los libros o recorrer los rincones de la casa o el lugar donde estuviera. Un camino de hormigas, las figuras en la madera de los muebles, las aspas de un abanico girando y cortando el viento inmisericordes, el olor de una guitarra, la textura de sus cuerdas y el sonido peculiar de cada una al ser afinada, un chorro de agua en el patio cayendo sobre el agujero habitual. Cualquier cosa era un viaje de descubrimiento en el que el tiempo no limitaba. Como no lo hacía, no lo hace, la imaginación.
Pero la vida, como decía al principio, suele complicarse. Ya no queda tiempo para asombrarse por un universo que no ha dejado de ser increíble. Corremos de un lado a otro, recibimos cientos de emails, tomamos miles de decisiones, leemos superficialmente saltando de uno a otro tema. El mundo, la vida, no sólo es más complicada: es menos plena. Al menos en la mayoría de las cosas.
Por suerte, no es así en miniTEXTOS. Aunque cada semana la página es más compleja, más densa, no en el diseño que permanece igual, no en la longitud o tipo de los textos, sino en la cantidad de autores que llevamos presentados, es un caso en que la complejidad nos hace la vida más plena. Para mi, es una oportunidad única de recibir interesantes, ingeniosos y, a veces, simplemente hermosos fragmentos de un mundo sorprendente.
Así llegamos hoy a 95 poetas y narradores publicados, y la otra semana al número mágico de 100. Cifra grande de autores contemporáneos de Hispanoamérica o de cualquier región. Y no cualquier tipo de escritor. Desde que empezamos, hemos publicado artistas de primera categoría, los de larga trayectoria junto a los que se estrenan, unidos por la calidad y, sólo en segundo lugar, por la brevedad. Gracias a ellos es que recibo correos como el de David Escobar Galindo que me llenan de una satisfacción especial:
«Quiero agradecerte, en primer lugar, el envío periódico de miniTEXTOS, desde su número inicial hasta el 16, que acaba de aparecer. En un principio, los revisé a la ligera, entre tanto por hacer y por leer; pero a partir de cierto momento, durante una travesía reciente por mar, descubrí el verdadero valor de esta iniciativa. Hay auténticas joyas. Hoy, no me lo pierdo, y en lectura minuciosa. La brevedad es un estado de conciencia. Por mi parte, vengo cultivándola desde hace muchos años: en 1981 empecé a publicar una sección de aforismos, greguerías, metáforas, y así por el estilo, en LA PRENSA GRÁFICA de San Salvador: ya son más de 26 años sin faltar un día. Y también escribo cuentos muy breves. Tengo un libro inédito: Hidroponía mágica. Un día de estos me animo a enviarte uno. Entre tanto, mi reiterada felicitación por este esfuerzo tan ilustrativo y nutritivo. Enhorabuena.»
Pues bien, hoy me siento muy contento porque tengo la oportunidad de presentarles, precisamente a ese importante autor de El Salvador, David Escobar Galindo; a Rafael Ángel Herra, de Costa Rica; a Dayra Miranda y Leadimiro González, de Panamá; y Álvaro Valderas, español residente ahora en Panamá.
Otra vez una edición de lujo, cortesía de estos escritores que, igual que otros, todas las semanas, me envían su trabajo, regalándome una de las satisfacciones más grandes de mi vida ahora. Y encima, me permiten compartirlo con ustedes. En verdad, espero que lo disfruten.
JLRP, Editor
1 comentario:
Gracias, José Luis.
Por aquí andamos
olvidando un poco
la prisa. Remolona
y de cada uno
es la soledad,
el descanso
hasta de sí mismo.
Abrazos
Vilma
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