Se acercó tanto a la fuente de agua que estuvo a punto de quedar empapada. Tomó un respiro y en seguida se acomodó para beber de las gotas que un chorrito fino dejaba al caer. La primera la bebió a toda prisa. Lo mismo hizo con la segunda. Al llegar a la tercera se detuvo a mirar la perfección de esa redondez cristalina. Se vio reflejada y se estremeció. Volvió a quedarse quietecita observando con detalle aquellas imágenes de vívidos colores: violetas, naranjas y amarillos. Con un movimiento súbito se alejó del húmedo elemento y se fue hacia la flor más grande, olorosa y colorida que sus ojos habían descubierto en el reflejo esférico del líquido. Eso hizo la abeja. Yo la vi.
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© 2007, Silvia Fernández-Risco.
Tomado del libro colectivo "Soñar despiertos" (UTP, Panamá, 2006).
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2 comentarios:
Delicado, sensible, un "zoom" increíble que nos has regalado Sil!
De acuerdo, el lente maravilloso de Silvia nos acerca a un hermoso instante de la naturaleza.
Luigi.
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