Afuera un resplandor incomprensible lo obligó a cerrar los ojos. Toda la sangre de su cuerpo enjuto se apiñó en su cabeza. Su rostro enrojeció súbitamente. No supo con qué propósito había sido puesto en libertad y por qué de forma tan violenta e inesperada.
De inmediato lo colocaron frente a un paredón oscuro y rugoso. Un instante después sintió como aquella fuerza clandestina que lo había raptado de su nicho, ahora restregaba su cabeza contra la pared agrietada. Una fracción de segundo más tarde la dolorosa explosión, y su cabeza en llamas. Su último recuerdo fue acercarse a un delgado túnel blanquecino, luego la oscuridad, el desfile de ancestros, la inconciencia, la nada.
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Pirómano, el verdugo lanzó la cajetilla de fósforos al fuego y subió presuroso a una colina a contemplar la majestuosidad de su obra.
Las flamas del infierno hervían en sus ojos.
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© 2007, Marvin Valladares Drago.
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1 comentario:
Muy ingenioso. Con final sorpresivo. Lo engancha a uno desde el principio.
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