Aquel muchachito está arrodillado al lado del cadáver, llora y quiere tocarlo pero no se atreve.
Llega el momento en que el dolor es más fuerte que el temor al cuerpo inerte, entonces se abraza de la muerte expuesta.
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© 2007, Jairo Llauradó.
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1 comentario:
Jairo, este es un texto que siempre me ha gustado.
En tus letras hay una descarnada búsqueda que seguro llevará a encuentros lúcidos.
Abrazo fraternal
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