La conocí una tarde en el centro comercial. Me impactaron su mirada fija, su cuerpo duro y su manera de escuchar atentamente. Desde el primer momento me di cuenta de que era muy callada. En la noche regresé al centro comercial y allí estaba, esperando por mí, lo sé. No puso ninguna resistencia, permaneció en silencio, la expresión en su rostro inmutable. La llevé a casa (jamás se me hubiera ocurrido llevarla a un hotel) y hablé con ella hasta la madrugada. Luego la invité a la alcoba, se dejó llevar apaciblemente, aunque fue difícil amarla; había mucha rigidez en su forma de moverse, busqué en su rostro alguna señal, alguna expresión que me dejara saber que se sentía por lo menos cómoda, pero nada. Así fue durante todo el mes, sin embargo, decidí, por los dos, quedarnos juntos y darnos una oportunidad, no obstante, algo me preocupaba: se habrían preguntado por ella en el centro comercial, estarían buscándola. Mi inquietud se desvaneció cuando fui a inspeccionar y comprobé que podíamos seguir con nuestra relación; ya habían puesto otra maniquí en su lugar.
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© 2007, Javier Medina Bernal.
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10 comentarios:
Triste, desesperado y brillante Javier.
Este relato bien puede ser un vídeo musical, ¿qué piensas?
Saludos!
Mas que un video musical, Songo, me recuerda a una cancion vieja ...tiene como esa vida propia!
A mi lo que preocuparía es dejar a Javier entrar a una tienda de noche... No. Dejando la broma de lado, es signo de nuestros tiempos: la soledad, los actos extremos... Me imagino un centro comercial, como el de Albrook en Panamá, puede ser cualquiera en el mundo, repleto de gente en diciembre, y el personaje deseando ese maniquí... ¡En qué multitudinaria soledad nos ha tocado vivir!
Felicidades ante todo, y si, creo tambièn que eso podrìa pasar en un mes de diciembre, sobre todo porque no sè si les sucede igual, precisamente en Albrook Mall en un mes de diciembre, me siento a veces que no formo parte de todo ese mundo de gente que camina desesperada por llevarselo todo, ohhh, es que ya creo que sienten màs placer de gastarse hasta el ultimo centavo que de el contacto amoroso con alguien. Y bueno, ante esa soledad tan espantosa, talvez lo que nos queda es acercarnos a un maniquì que a fin de cuentas tambièn està tan solo allì, detras de una vitrina.
Hay personas con esa clase de frialdad y caminan junto a nosotros todo el tiempo... son de carne y hueso.
Hola Javier. Felicitaciones por tu logro en el Concurso Rogelio Sinán. Con todo respeto te comparto mi opinión én torno al cuento aquí publicado: el título elegido es muy largo. Bastan tres palabras o menos para un título que atrape a tus lectoras/es. Sobre todo si estamos hablando de microliteratura.
En cuanto al tema de tu relato, pienso que es interesante. Sin embargo, las primeras dos o tres líneas matan el resto de tu texto, en el sentido de que a mí se me hizo obvio que estabas por referirte a un maniquí. El final de tu cuento tiene el sabor de un buen "punchline", echado a perder, precisamente por lo que he expresado más arriba.
Recuerdo algún video musical de los primeros años de MTV, en que un grupo de rock usaba el tema de la soledad y los maniquíes detrás de vitrinas para comunicar su mensaje. Pero no recuerdo el nombre de la agrupación musical ni la canción; quizás Songo pueda ayudarme a refrescar la memoria.
Ese video es del grupo STARSHIP y se llama "NOTHING´s GONNA STOP US NOW"
(banda sonora de la película "MANNEQUIN")
Saludos
Con todo respeto; pero debo decir que este cuento se parece mucho a uno de Neco Endara. Si no me equivoco, el texto al cual me refiero se llama Parfait de Amor
Javier, amigo mío:
Tu cuento me encantó. Lastimosamente en Panamá hay más críticos que escritores, eso me preocupa más que si tu cuento es bueno o no, o si terminó mal. Y conociéndote como te conozco, sé que las críticas te valen tanto como el dinero, es decir NADA.
Sigue escribiendo como lo haces, al final lo que cuenta es eso...
Besos
Javier, amigo mío:
Tu cuento me encantó. Lastimosamente en Panamá hay más críticos que escritores, eso me preocupa más que si tu cuento es bueno o no, o si terminó mal. Y conociéndote como te conozco, sé que las críticas te valen tanto como el dinero, es decir NADA.
Sigue escribiendo como lo haces, al final lo que cuenta es eso...
Besos
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